Es agradable darse cuenta de vez en cuando que todos somos tratados de igual manera por las fuerzas de seguridad del estado. Ya no es necesario, como antaño, que te encuentres dentro de los distintos grupos marginales de esta maravillosa sociedad para sentir la caricia de una porra en las costillas, la comodidad de un coche patrulla, o el compañerismo de un calabozo. Hace unas pocas semanas un amigo disfrutó las maravillosas ventajas que el sistema nos ofrece. No me extiendo en contar lo sucedido, ya lo hicieron algunos medios informativos, pero sí me tomo la licencia de agradecer a todos aquellos que salvaguardan nuestro bienestar su actuación modélica, gracias a ella cada día nos acercamos más al modelo que el imperio americano exporta y que todos deseamos. Por si acaso ya he solicitado la licencia de armas para salvaguardar mi propiedad de la invasión de terroristas extranjeros.
26 enero 2007
23 enero 2007
Aquel maravilloso pasado
Noches enteras de completa comunión. Quizás regidas por la falta de prejuicios o por la sobredosis de estos. Juventud mezclada con vejez sobre un lecho de polvo. El tiempo endulzado y comprimido por la saliba de una boca árida.
El eterno juego de la apariencia lanzado contra el cielo. Palabras llenas o vacias...¡qué más da! Cuando se gana la oportunidad se pierden las ganas.
Seguir este camino duele porque solo una cosa es cierta...todo lo que encuentres aquí será desperdiciado.
Sin necesidad de aceptación, sin necesidad de consuelo...sin necesidad.
En recuerdo de tiempos mejores en los que las sobredosis nos mantenian unidos y el basurero del alma no estaba en huelga.
El eterno juego de la apariencia lanzado contra el cielo. Palabras llenas o vacias...¡qué más da! Cuando se gana la oportunidad se pierden las ganas.
Seguir este camino duele porque solo una cosa es cierta...todo lo que encuentres aquí será desperdiciado.
Sin necesidad de aceptación, sin necesidad de consuelo...sin necesidad.
En recuerdo de tiempos mejores en los que las sobredosis nos mantenian unidos y el basurero del alma no estaba en huelga.
22 enero 2007
El personaje del mes
Inauguro esta sección de mis personajes favoritos. El elegido para desvirgarla es un ultrafascista más conocido por el nombre de Rorschach, protagonista, junto a otras lindezas, de la obra maestra de la literatura moderna "Watchmen". En ella se nos presenta a este tipo, sublimación idílica de nuestros más oscuros deseos, como el reflejo de una sociedad psicológicamente enferma. Frio, calculador, solitario, inconformista, esquizofrénico, son algunos de los adjetivos que podriamos utilizar para describirlo a él y a la mayoría de nosotros (si no lo creéis asi pensadlo otra vez). En su eterno deambular por una sociedad que clama su último estertor nos guía cual cicerone por una serie de hechos brutales que describen a la perfección en qué nos hemos convertido gracias a nuestro superior intelecto. En un mundo carente de toda moral su código de valores se mantiene por encima del resto confiriéndole una visión terroríficamente objetiva que nos aterroriza a la vez que nos alecciona. Un auténtico francotirador, políticamente insultante, en este mundo de niños que se creen hombres.
Síntesis, posmodernidad y mucho humo
Ni si quiera sé por dónde empezar, lo cual no debería extrañarme ya que es una sensación que se repite como una sucia cantinela desde mi más tierna infancia. He tomado de nuevo la decisión de plasmar lo que creo y pienso, porque si no luego me lamento muchos días cuando veo que mis vómitos mentales aparecen como creaciones de otras personas. Llegué a esta conclusión un día de depresión en el que me digné a levantar la vista y dejar de mirar mi bello y tierno ombligo. He ventilado mi habitación del humo concentrado de varios meses y ahora por fin veo la luz al final del túnel... efectivamente es un tren lo que se avecina. Así que cojo de nuevo el toro por los cuernos, aprieto los dientes y presento batalla. No guardo ninguna esperanza y es por eso mismo por lo que lucho con mayor fiereza. He odiado la posmodernidad desde el dia en que alguien, ya no recuerdo quién, me explicó lo que era, y al igual que un hijo que odia a su madre he sentido la futilidad de denostar algo de lo que estás hecho quieras o no. He recibido por ello varios puntos de sutura morales y tras el postoperatorio he decidido que si no puedes derrotarlo con tus propias armas debes usar las suyas. Por eso he vuelto y como dice la canción "Sigo siendo el mismo..." el mismo mierda, el mismo genio, la misma cosa que hace que llores y rías...es decir, Yo.
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