22 mayo 2006

Agarrado a un clavo ardiendo


El otro dia, en plena crisis de hastío, miré la cartelera de cines con la ingenua intención de encontrar algo interesante. Tonto de mi.
A parte de las propuestas del Cine Doré y de alguna que otra V.O (Sí, es que soy muy exigente) el resto era mierda que ni si quiera le haría ver a mi peor enemigo.
Así que saqué fuerzas de flaqueza y me interné, acompañado porque solo no me atrevo, en una sala donde proyectaban "Hard candy", film que venía precedido de varios premios del Festival de Sitges (incluido el del público) y que parecia de lo único salvable.
Realmente no me sorprendió, lo que ya sería dificil, pero me mantuvo en un estado de continua alerta gracias a los cambios de perspectiva moral que sufren los dos protagonistas, donde destaca Ellen Page.
Rodada al más puro estilo video-clip "Hard candy" recrea el cuento de caperucita roja y el lobo con una caperucita que sería más bien "Lolita" y con un lobo-fotógrafo que es incapaz de controlar la situación. La propuesta no es novedosa aunque si interesante. Y lo sería aun más si hubiesen exprimido completamente las posibilidades de la trama. La pelicula empieza "a piñón" llena de planos cortos que te impiden alejarte de la acción. Esto sería un elógio sino fuera porque son un artificio creado para desviar la atención sobre cual es el pasado de los personajes y sus motivaciones, aspectos interesantísimos y que podrían ser suficientes como para hacer otra película. Si a esto le unimos unos diálogos bien construidos tenemos un cebo perfecto para tener a esa parte del cerebro que intenta saberlo todo completamente dormida pero en absoluto satisfecha. Una vez terminado el film la sensación residual es que algo falta, lo que ya es una constante en el cine occidental contemporáneo. Por lo que os recomiendo que os la bajeis de la "Mula" ya que es mejor guardarse el dinero y tomarse unas cañas que sufragar las armas con las que nos laban el cerebro los yankis.

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