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¡Joder qué asco! Cada vez que visito algún fotolog amigo y desvío la mirada del texto central me sorprendo por la cantidad de sandeces que se pueden escribir a lo largo del día y la de personas que lo hacen.
Gente talludita, otra no tan crecida, demostrando que más que vivir deprisa y morir joven, lo que han conseguido es crecer antes de tiempo para luego volver a ser como putos niños. Y salvo excepciones, la única sensación que recorre mi cerebelo es la de estar completamente fuera de esta onda como un eremita que contempla con estupor un espectáculo dantesco en el que la autocomplaciencia y el egoísmo más recalcitrante maquillan un mundo vacío en el que estos personajillos se creen la gauche divine.
Más tarde, cuando aparece el sol, se metamorfosean de manera subrepticia ocupando un rol pseudo respetable, que para sus miserables mentes resulta propicio. Se desenvuelven lentos, perezosos, esperando de manera enferma que caiga la noche de nuevo para dar rienda suelta a lo que realmente son, mentes inmaduras perjudicadas por los tóxicos, que jamás levantarán la mirada de su perforado ombligo. El eufemismo y el autoengaño son utilizados para transformar la decadencia y el vacío interior en algo chic y desenfadado, merecedor del respeto y la admiración de una manada infecta y hedionda que espera cual alimaña la caida de sus ídolos para alimentarse de sus entrañas.